El gran Catllaràs

La vertiente norte del Macizo del Catllaràs es un extenso territorio prácticamente deshabitado la mayor parte del año, más allá de los núcleos de las poblaciones.

Entre Sant Julià de Cerdanyola, Malanyeu, Sant Jaume de Frontanyà y La Pobla de Lillet extiende un gran cuadrado de 30 km2 sin prácticamente ninguna casa habitada de forma constante, todo el año, aunque sí hay algunos establecimientos abiertos durante los períodos de bonanza (como Falgars).

La ganadería se limita a los meses de verano y difícilmente hay trabajos de limpieza y extracción de leña en los duros inviernos en Catllaràs. Pero a principios de siglo había habido en esta zona varias minas de extracción de carbón (como al inicio de la pista de Ardericó y en los alrededores de la pista que sube de la Puebla a Falgars) con numerosos trabajadores. También había habido algunos caseríos que vivían del campo (como Montclús, Ardericó, Arderiu o Vallfogona). En una época donde la vida al Catllarás era en unas condiciones durísimas se desarrollaba una intensa actividad diaria, con agricultores, ganaderos, pastores y mineros moviéndose arriba y abajo por la vertiente norte del Catllaràs, nada que ver con lo que actualmente son las actividades turísticas en la zona.